Despues de realizar la ruta circular de la Fuente del Ganado,nos dirigimos a la aldea de la Hueta,al atardecer,para intentar visitar las tres cascadas del arroyo de la Hueta.
Para llegar a la aldea de la Hueta,nos situamos en la localidad de Orcera,buscamos la plaza de toros y frente a ella a la derecha un carril asfaltado siguiendolo recto durante 6.5 kilómetros,encontramos un cruce que nos indica a la izquierda la aldea.
Dejamos el coche junto a los lavaderos
Ahora tomamos la pista pavimentada que sigue a la izquierda cuyo asfalto acaba poco más abajo,sobre el puente que vadea el arroyo.Antes de ello,como a unos 100 metros de comenzar a caminar,giraremos a la derecha,subiendo fuertemente por un carril cementado que accede a la otra agrupación de casas de la aldea.
Llegamos a lo que fue una era,hoy cubierta por la hierba
Desde aquí torcemos a la izquierda pasando sucesivamente junto a unos bancos,una fuente y por delante de una casa y salimos inmediatamente al campo.
Llevamos el arroyo por nuestra izquierda,más o menos cercano.
Cuando llevamos 10 minutos andando,el barranco que forma el arroyo la Hueta, empieza a cerrarse y el camino circula junto a una pequeña acequia.
Más adelante a la derecha llegamos a un punto clave,vemos unos hitos sobre el tocón de un árbol,que marca el comienzo de una senda que remonta el barranco,esta senda la utilizaremos para visitar la segunda y tercera cascadasl.
Nosotros ignoramos ese hito y seguimos junto al arroyo..donde llegado un momento lo cruzamos hasta llegar a lo que es la primera cascada.
La verdad es impresionante,el otoño lluvioso que llevamos hace que el arroyo lleve bastante agua,no sólo la cascada sino el caudal en sí
La noche se nos echa encima y es imposible que nos de tiempo de ver las otras dos cascadas,para ello hay que volver al cruce indicado anteriormente y remontar todo el barranco,llegada una altura el sendero empieza a bajar hasta llegar al cauce y en ese momento aparece la segunda cascada,nosotros a pesar de que teníamos frontales,el barranco es muy sinuoso y resbaladizo y era peligroso seguir la marcha.
La vuelta la hicimos por el mismo camino hasta llegar a los lavaderos de la preciosa y armoniosa aldea de la Hueta.
CARPE DIEM
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